Ana María es cosmetóloga, terapeuta alternativa y emprendedora. Le encanta meditar y rodearse de personas positivas que avanzan hacia sus objetivos. Para ella, la clave está en mantener una buena actitud, reconocer los errores y prepararse para mejorar. Su padre ha sido determinante en esta actitud, pues le decía constantemente “lo único permanente es el cambio”, lo que desde muy niña le enseñó a cuestionarse sobre el mundo y aprender actividades diarias en pos de un fin.
Durante muchos años, la vida de Ana María estuvo dedicada a la industria bancaria y corporativa, pero esto dejó de ser suficiente, lo que la motivó a estudiar cosmetología para conseguir mejores opciones de trabajo.
Empezó a conectarse con lo que ella identifica como su propósito de vida: la sanación de otros. Decidió dedicarse de lleno a vivir para los demás. “Fue un cambio drástico y relajante (…)” —le contó Ana María a Aprende Institute. Fue drástico porque implicó enfrentarse a su mayor miedo: depender 100% de una empresa al renunciar al sueldo fijo y relajante porque estaba decidida a iniciar su negocio.
Su hijo Adolfo de 29 años fue pieza clave en esta decisión, pues la animó a emprender, diseñó su logo y la acompañó en el cumplimiento de su meta. En enero del 2019 inauguró “Vita in Elementa”, frase en latín que hace alusión a los elementos que generan la vida. Este mensaje resume aquello que transmite a sus paciente, balance y equilibrio.
Con el ánimo de crear tratamientos más completos que lleven a sus pacientes a mejorar su calidad de vida, Ana María decidió cursar el Programa de Nutrición en Aprende Institute. Al principio pensó que solo podría crear regímenes alimenticios; sin embargo, el programa le ha permitido desarrollar otras habilidades.
Ana María hace consultas más completas y personalizadas para sus clientes, pues para ella una buena nutrición comienza con el amor que cada uno le tiene a su cuerpo en la toma de acciones y en la implementación de hábitos saludables. Así mismo, asegura que emprender un negocio de esta naturaleza implica una gran satisfacción, pues le ayuda a sus clientes a cambiar sus vidas. “Ver la felicidad y las paz con la que mis pacientes terminan un tratamiento es algo muy gratificante” —mencionó. Este ha sido el gran motor para seguir adelante.
Ana María afirma que para emprender es necesario “tener una pasión enorme, ser muy aterrizado y estar consciente de que habrá fracasos. Se debe contar con la seguridad de saber que tienes las habilidades para superar esos obstáculos”.