¿Cómo se prepara el vino blanco?
Todos conocen cuál es el vino tinto y cuál es el vino blanco. Sin embargo, sólo quien aprende a catar vinos puede diferenciar entre sí los tipos de vino blanco, y son pocas las personas que están familiarizadas con el proceso de elaboración de esta bebida.
El vino blanco atraviesa un proceso especial de producción que logra sus características únicas, entre las cuales destacan, justamente, sus colores: van desde amarillos claros hasta los prácticamente anaranjados, pasando por diversas tonalidades doradas.
En este artículo podrás enterarte de qué está hecho el vino blanco y cómo se prepara, de la mano de nuestros expertos en enología. ¡Sigue leyendo!
¿De qué está hecho el vino blanco?
Para entender cómo se hace el vino blanco hay que saber primero de qué está hecho. Como cualquier variedad de esta bebida alcohólica, la clave está en los tipos de uva para vinos, que en este caso son blancas en lugar de moradas.
Por otro lado, durante el proceso se minimiza el tiempo de maceración del mosto con los hollejos y con otras partes del racimo, para que la transmisión de los pigmentos propios de la piel de la uva sea mucho menor o directamente inexistente.
¿Cómo es la preparación del vino blanco?
Los vinos blancos comprenden diferentes elementos en su elaboración: uvas, azúcar, tipos de maceración y técnicas de crianza. La forma en que se incorporan en la producción contribuyen al producto que se obtiene.
Si lo que buscas es dedicarte al negocio del vino —algo que podrán aprender con mayor profundidad en nuestro Programa de Creación de Negocios—, es indispensable que sepas no solo para qué sirve el vino blanco, sino también cómo se hace el vino blanco. Repasemos a continuación las diferentes etapas:
Despalillado y estrujado de los racimos
El primer paso en la elaboración de los diferentes tipos de vino blanco es el despalillado y el estrujado de los racimos.
Estos procesos consisten en separar las uvas del raspón y retirar todas las partes vegetales de la vid, para luego estrujar las bayas de la uva y extraer todo el mosto posible, pero con cuidado de no afectar tejidos de pieles y pepitas para no modificar el sabor.
Maceración y prensado
Luego se pasa a la maceración del mosto con los hollejos de la uva, básicamente los ingredientes principales con los que está hecho el vino blanco. Como mencionamos antes, lo que diferencia particularmente al vino blanco es que este proceso de maceración se reduce a tan solo unas horas, o a veces se omite por completo.
Luego de la maceración se procede al prensado de la mezcla de pieles, pulpa y demás partes sólidas de la uva, para obtener el mosto que se someterá a fermentación.
Fermentación
La fermentación es el momento mágico en el que el mosto se convierte en vino.
La preparación obtenida en los pasos anteriores se lleva a los depósitos o cubas de fermentación, donde las levaduras van transformando los azúcares del vino en etanol y CO2 en una temperatura controlada. Este proceso suele durar desde varios días hasta semanas, en función del tipo de vino a elaborar y de la concentración final de azúcares y alcohol que se quiera obtener.
En algunos vinos blancos, tras la fermentación alcohólica se lleva a cabo una segunda fermentación de tipo maloláctica, en la cual el vino pierde acidez.
Maduración y crianza del vino blanco
La maduración es el siguiente paso en la elaboración de estos vinos y consiste en dejar reposar el líquido en depósitos de acero inoxidable para permitir que sus características organolépticas evolucionen y se armonicen. En ocasiones, se lleva a cabo una maduración sobre lías, es decir, junto con levaduras que se producen en la etapa de fermentación, lo que permite una mayor transferencia de características de estas partes de la uva hasta el producto final.
Asimismo, luego de este proceso, algunas variedades pueden pasar a la crianza en barricas de madera de roble para permitir una mayor evolución del vino y obtener así aromas terciarios más complejos, aunque no es lo más común. El hecho de que se incorpore este paso afecta también el uso que se le dará al vino blanco una vez finalizado.
Filtrado, embotellado y guarda de los vinos blancos
La parte final del proceso consiste en una fase de estabilización y filtrado, donde la bebida termina de ser depurada. Después, se embotella y se deja evolucionar un tiempo más, —el cual puede ir desde unos pocos días hasta varios meses—; hasta que están listos para su comercialización y consumo.
Historia y origen del vino blanco
Ciertamente, el vino ha acompañado la historia de la humanidad por siglos, a lo largo de los cuales los usos del vino blanco y tinto han cambiado significativamente en las diferentes épocas y culturas.
Hoy en día a muchos les interesa aprender a degustar el vino y desarrollar el paladar, pero hubo tiempos en que el vino era un elemento limitado a las clases más bajas, y otros en los que fue considerado un artículo de lujo.
Origen
El vino blanco tiene una historia muy antigua, pero es difícil precisar su origen exacto. Sin embargo, los primeros hallazgos de esta bebida datan de hace 7500 años, gracias a excavaciones arqueológicas en la región que hoy conocemos como Irán.
El dios del vino
El vino llegó a ser tan importante para la cultura griega que tenía su propio dios, Dionisio —también deidad de la fertilidad. Asimismo, hay pruebas de que esta bebida se utilizaba como una suerte de medicina para ciertas enfermedades.
Artículo de lujo
En la antigua Roma, el vino blanco fue inicialmente reservado a los más ilustres personajes, considerado a todos los efectos un artículo que simbolizaba lujo, riqueza y poder; prohibido a las mujeres y producido en cantidades limitadas.
Conclusión
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