Masajes con piedras calientes: guía completa

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Un buen masaje es algo a lo que nadie se resiste, pues son reparadores, descontracturantes y relajantes. Además, son de las mejores experiencias que podemos experimentar y si hablamos de masajes con piedras, no hay argumento posible que demuestre lo contrario. Por algo están entre los 8 tipos de masajes más populares.

Junto con la masoterapia, los masajes con piedras resultan ideales para que nuestro cuerpo vuelva a sentirse recargado, incluso no solo lo notarás en tu interior, sino que también será visible para otros. Pero ¿qué son exactamente los masajes que emplean piedras calientes? En este artículo te contaremos más.

¿Qué son los masajes con piedras calientes?

Los masajes de piedras o terapia geotermal son una combinación entre el masaje terapéutico tradicional y la aplicación sobre la piel de piedras calientes a distintas temperaturas. El objetivo de esto es mejorar la circulación sanguínea, evitar los trastornos físicos o de falta de energía y, finalmente, mejorar los problemas emocionales.

El origen de los masajes con piedras se encuentra en una antigua técnica oriental, inspirada en disciplinas como el reiki. Estas creen que el cuerpo tiene siete centros energéticos llamados chakras, a través de los cuales fluye la energía del universo (rei) y la vital (ki) de cada persona.

Por lo tanto, el bloqueo o mal funcionamiento de algunos de estos puntos energéticos puede generar diversas enfermedades y malestares. 

De tal suerte que la terapia geotermal permite combinar las bondades del masaje terapéutico junto con la base espiritual de estas piedras. Así, al usar piedras con diferentes temperaturas en los puntos donde se encuentran los chakras, se conseguirá que la energía y los fluidos del cuerpo fluyan de forma adecuada para aliviar el malestar.

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Beneficios de los masajes con piedras calientes

Como te hemos contado, los masajes con piedras poseen muchos beneficios para el cuerpo y la mente. Aquí resumimos algunas de las principales ventajas que puedes obtener con las piedras para masajes:

  • Reducen y alivian el dolor. La acción directa que las piedras ejercen sobre los puntos energéticos o chakras mejora el modo en que sentimos el malestar.
  • Eliminan toxinas. Las altas temperaturas de las piedras hacen que aumente la sudoración, lo que contribuye a la eliminación de toxinas en el cuerpo. Adicionalmente, el masaje hace que los músculos liberen mayor cantidad de estas sustancias.
  • Mejoran la circulación y el flujo de energía. Gracias a las diferentes temperaturas de las piedras, desde los 8 °C hasta los 50 °C, la circulación sanguínea se activa. Además, la colocación estratégica de las piedras hace que la energía fluya con mayor facilidad.
  • Disminuyen el estrés. Los masajes con piedras son una gran solución para combatir el estrés. Por un lado, la mente descansa durante el tratamiento y, por el otro, el masaje trabaja en las áreas específicas para que te sientas mejor físicamente.
  • Beneficios estéticos. La eliminación de toxinas y el drenaje linfático hacen que el cuerpo en general tenga un mejor aspecto. Además, la piel comienza a verse mucho más luminosa y revitalizada.
  • Relajan los músculos. La aplicación de las piedras también ayuda a que los músculos se relajen y se contraigan durante el masaje, lo que resulta en una liberación de la tensión acumulada, por lo tanto, en un alivio más rápido de los dolores, contracturas y espasmos.

Las técnicas de presión son esenciales para llevar a cabo estos masajes, por eso te dejamos el siguiente artículo qué es y para qué sirve la masoterapia.

¿Qué piedras se utilizan para hacer masajes?

Las piedras para masajes que se emplean en la terapia geotermal suelen tener un origen volcánico, por este motivo, aportan a nuestro organismo energía procedente de la tierra. Algunas de las rocas utilizadas son el basalto y la obsidiana, ambas de color negro, esta propiedad mantiene el calor durante un largo tiempo.

Lo más recomendable es contar con 20 o 30 piedras de este estilo para realizar los masajes. Algunos profesionales cuentan con 45 o 60 unidades de diferentes tamaños para tener una mayor efectividad en los diferentes lugares del cuerpo. Así, al menos dos deben ser de 15 por 20 centímetros y ocho tienen que ser pequeñas, del tamaño de una pelota de ping-pong.

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Modalidad de trabajo con piedras calientes

Si vas a dar un masaje con piedras, lo primero que debes hacer es preparar el ambiente. En una camilla coloca una toalla o una sábana limpia para que tu cliente se sienta más cómodo y confiado. También puedes encender velas aromáticas suaves y poner música relajante, esto con el fin de mantener un ambiente de relajación total.

El siguiente paso es calentar las piedras. Puedes usar una olla gruesa o una sartén de paredes altas para calentar agua a una temperatura de 50 °C; una vez que esté caliente, sumerge las piedras. Hazlo al menos media hora antes de la sesión y usa un termómetro para controlar la elevación de la temperatura. Luego, sécalas y úntalas con aceites esenciales que faciliten la realización de los masajes. 

Antes de comenzar el masaje, coloca una hilera de piedras grandes sobre el lugar en el que el cliente apoyará la columna. Cúbrelas con otra sábana y pídele al cliente que se recueste sobre ellas. Mientras tanto aprovecha para conversar y hacerlo sentir cómodo.

Comienza por el rostro y coloca tres piedras sobre las zonas de acupresión, es decir: frente, mentón y mejillas. Estas piedras no las untes con aceite esencial, así evitarás que se cierren los poros. Luego, pon una o dos piedras a ambos lados de la clavícula, dos grandes en el esternón y dos medianas en cada una de las manos. Con la ayuda de una piedra del tamaño de tu mano, masajea suavemente el resto del cuerpo.

Por último, el cliente debe darse vuelta. Retira las piedras que estaban sobre la camilla y ahora coloca unas sobre las escápulas, otras en la parte superior de las rótulas y entre los dedos de los pies. Vuelve a masajear y, cada tanto, cambia las piedras para evitar que se enfríen.

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Conclusión

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Escrito por Mydory Medina Quiroz

Cosmetóloga